Según el Doctor Jaime Claudio, las investigaciones más recientes han mostrado que la música, al actuar sobre el sistema nervioso central, favorece la producción de endorfinas, dopamina, acetilcolina y de oxitocina.
“De las endorfinas se conoce que motivan y elevan las energías para enfrentar los retos de la vida ya que producen alegría y optimismo; disminuyen el dolor y contribuyen a estimular las vivencias de bienestar y de satisfacción existencial”, sostiene Claudio.
También se ha comprobado que la música es capaz de producir notables cambios fisiológicos en el organismo. Entre ellos, acelera o retarda las principales funciones orgánicas (ritmo cerebral, circulación, respiración, digestión y metabolismo); incrementa o disminuye el tono y la energía muscular; modifica el sistema inmunitario; altera la actividad neuronal en las zonas del cerebro implicadas en la emoción e incrementa la resistencia para el trabajo y para las actividades de alto rendimiento, entre otros.
“Estos y otros beneficios de la música se apoyan en sus propiedades, muchas de las cuales han sido objeto de numerosos estudios e investigaciones. Así tenemos que algunos de sus elementos, como la armonía, la melodía, el ritmo, el volumen o intensidad, la altura o tono y el timbre, ejercen determinadas influencias sobre los sujetos”, explica Claudio.
Por eso, el médico resalta la importancia de promover mediante una adecuada educación musical, un mejor empleo y disfrute de la música. “Es potenciar la misma como factor indiscutible de salud y bienestar social e individual”, agrega.
En ese sentido, se puede entender la musicoterapia como algo que puede modificar los estados anímicos y que incluso puede activar procesos de recuperación y de sanación o desactivar mecanismos de defensa.
Fuente: elnuevodia.com